En 1996 Samuel Huntington publicó su famosísimo libro "El Choque de Civilizaciones", en el que afirma que los actores políticos principales del siglo XXI van a ser las civilizaciones y que los principales conflictos serían los conflictos entre civilizaciones y no entre ideologías ni entre países.
Huntington identifica las siguientes civilizaciones:
-Cristiandad occidental, que incluye a Europa y Norteamérica.
-El mundo ortodoxo de Europa oriental y Rusia.
-Latinoamérica
-El mundo musulmán del Próximo Oriente, el norte de África, Malasia e Indonesia
-La civilización hindú, localizada fundamentalmente en la India
-La civilización sínica de China, Vietnam, Singapur, Taiwan y la diáspora china en Asia, el Pacífico y occidente
-El África sub-sahariana
-Las áreas budistas del norte de la India, Nepal, Bután, Mongolia, Birmania, Tailandia, Camboya, Laos y el Tibet.
-Japón
Huntington afirma que los conflictos entre civilizaciones son inevitables, puesto que cada una cuenta con sistemas de valores significativamente distintos.
Estas Tesis muy discutida y bastante criticada, ha sido la adoptada y utilizada a lo largo y ancho de planeta para justificar el gasto militar, alianzas y la necesidad de llevar su porpio modelo social hasta las últimas consecuencias. Muchos han visto en dicho planteamiento una justificación moral a la actual administración Norteamericana para llevar a cabo su recolonización mundial.
Lejos de estos argumentos, Vicente Navarro niega que exista o haya existido dicho choque de civilizaciones y afirma que lo que ha habido ha sido precisamente todo lo contrario. Una alianza. Por mucho que nos vendan imágenes de las Torres Gemelas cayendo derribadas por presuntos terroristas, mezcladas siempre de imágenes de individuos con turbantes, a nadie se le escapa las inmejorables relaciones de Estados Unidos con los dirigentes oligarcas y dictadores despiadados de países como Marruecos, Argelia (que aparentemente es una democracia), Arabia Saudí, Kuwait, Iraq o Afganistan por poner ejemplos. En todos estos países la riqueza del Petroleo consumido por Estados Unidos va siempre a una élite que vive sin escatimar en lujos, y que se encarga de eliminar cualquier movimiento social progresista que aparezca en dichos países.
Aquellos que intentan rebelarse en contra de los propios gobiernos son llamados terroristas demasiado alegremente. No hay duda que asesinan para hacerse oir, pero dada la pobreza y represión a la que están sometidos es dificil imaginar otra opción. Además es en ese caldo de cultivo donde el radicalismo Islamista consigue sus victimas propiciatorias.
Imaginemos por un momento que los ciudadanos de todos estos países inmensamente ricos en recursos petroliferos consiguiesen establecer sistemas más justos y solidarios donde la riqueza se repartiese, y donde todo el mundo comenzase a educarse y a adquirir ideas propias. En ese momento ni Estados Unidos ni sus jeques amigos tendrian mucho que celebrar. Se pagaría el petroleo como lo que es, Oro Negro, y se vendería al mejor postor y no a aquel que mantiene a unos reyezuelos en sus palacios de oro, protegidos de su propio pueblo por ejercitos equipados y entrenados en Estados Unidos.
Establecer Democracias y Repúblicas Islámicas a lo largo y ancho de Oriente Medio acabaría con el modelo económico monopolístico de recursos del planeta que Estados Unidos y Europa han establecido en los últimos 200 años, pero acabaría también con la miseria de la que se alimenta hoy en día los radicalismos en el mundo.
Los ciudadanos Árabes, Chinos, Japoneses o Sudamericanos, todos queremos lo mismo, vivir en Paz, con dignidad en un ambiente límpio y con esperanza de futuro. Todos buscamos lo mismo, y los que ahora lo tenemos hemos cometido las mismas barbaridades o incluso mayores, que aquellos que están clamando a gritos justicia y derecho a decidir su futuro. Pero hay unos cuantos que son inmensamente ricos y que quieren más y más, y para ello necesitan seguir creciendo hasta en infitito. Son estos últimos los que nos hablan todos los días y nos dicen como tenemos que vivir, que tenemos que consumir y quién es el enemigo.
Huntington identifica las siguientes civilizaciones:
-Cristiandad occidental, que incluye a Europa y Norteamérica.
-El mundo ortodoxo de Europa oriental y Rusia.
-Latinoamérica
-El mundo musulmán del Próximo Oriente, el norte de África, Malasia e Indonesia
-La civilización hindú, localizada fundamentalmente en la India
-La civilización sínica de China, Vietnam, Singapur, Taiwan y la diáspora china en Asia, el Pacífico y occidente
-El África sub-sahariana
-Las áreas budistas del norte de la India, Nepal, Bután, Mongolia, Birmania, Tailandia, Camboya, Laos y el Tibet.
-Japón
Huntington afirma que los conflictos entre civilizaciones son inevitables, puesto que cada una cuenta con sistemas de valores significativamente distintos.
Estas Tesis muy discutida y bastante criticada, ha sido la adoptada y utilizada a lo largo y ancho de planeta para justificar el gasto militar, alianzas y la necesidad de llevar su porpio modelo social hasta las últimas consecuencias. Muchos han visto en dicho planteamiento una justificación moral a la actual administración Norteamericana para llevar a cabo su recolonización mundial.
Lejos de estos argumentos, Vicente Navarro niega que exista o haya existido dicho choque de civilizaciones y afirma que lo que ha habido ha sido precisamente todo lo contrario. Una alianza. Por mucho que nos vendan imágenes de las Torres Gemelas cayendo derribadas por presuntos terroristas, mezcladas siempre de imágenes de individuos con turbantes, a nadie se le escapa las inmejorables relaciones de Estados Unidos con los dirigentes oligarcas y dictadores despiadados de países como Marruecos, Argelia (que aparentemente es una democracia), Arabia Saudí, Kuwait, Iraq o Afganistan por poner ejemplos. En todos estos países la riqueza del Petroleo consumido por Estados Unidos va siempre a una élite que vive sin escatimar en lujos, y que se encarga de eliminar cualquier movimiento social progresista que aparezca en dichos países.
Aquellos que intentan rebelarse en contra de los propios gobiernos son llamados terroristas demasiado alegremente. No hay duda que asesinan para hacerse oir, pero dada la pobreza y represión a la que están sometidos es dificil imaginar otra opción. Además es en ese caldo de cultivo donde el radicalismo Islamista consigue sus victimas propiciatorias.
Imaginemos por un momento que los ciudadanos de todos estos países inmensamente ricos en recursos petroliferos consiguiesen establecer sistemas más justos y solidarios donde la riqueza se repartiese, y donde todo el mundo comenzase a educarse y a adquirir ideas propias. En ese momento ni Estados Unidos ni sus jeques amigos tendrian mucho que celebrar. Se pagaría el petroleo como lo que es, Oro Negro, y se vendería al mejor postor y no a aquel que mantiene a unos reyezuelos en sus palacios de oro, protegidos de su propio pueblo por ejercitos equipados y entrenados en Estados Unidos.
Establecer Democracias y Repúblicas Islámicas a lo largo y ancho de Oriente Medio acabaría con el modelo económico monopolístico de recursos del planeta que Estados Unidos y Europa han establecido en los últimos 200 años, pero acabaría también con la miseria de la que se alimenta hoy en día los radicalismos en el mundo.
Los ciudadanos Árabes, Chinos, Japoneses o Sudamericanos, todos queremos lo mismo, vivir en Paz, con dignidad en un ambiente límpio y con esperanza de futuro. Todos buscamos lo mismo, y los que ahora lo tenemos hemos cometido las mismas barbaridades o incluso mayores, que aquellos que están clamando a gritos justicia y derecho a decidir su futuro. Pero hay unos cuantos que son inmensamente ricos y que quieren más y más, y para ello necesitan seguir creciendo hasta en infitito. Son estos últimos los que nos hablan todos los días y nos dicen como tenemos que vivir, que tenemos que consumir y quién es el enemigo.
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